El gobierno de Vicente Fox (2000-2006), de forma muy sucia y descarada, intentaría desaforar al entonces jefe de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador (2000-2005), para luego meterlo a la cárcel, para luego tiznar su reputación, para luego quitarle toda posibilidad de postularse a las elecciones presidenciales que se avecinaban en el año 2006.
Hoy, vale recordar aquellos momentos de cuando muchos nos empezábamos a dar cuenta de que habíamos sido encantados por el ejemplo, por la astucia, por los ideales, por el carisma del líder tabasqueño.
“El domingo 14 de marzo de 2004, cientos de miles de capitalinos congestionaron el Zócalo para reafirmar su confianza en el jefe de Gobierno.
Cuando el mitin terminó, Andrés Manuel regresó al Antiguo Palacio y entró en su despacho del primer piso. Para su sorpresa, la gente no se quería ir de la plancha.
Miles se habían arremolinado debajo de su balcón, en la esquina del Zócalo con 20 de Noviembre. Y de pronto le empezaron a gritar a coro.
“¡Pre-si-dente! ¡Pre-si-dente!”
Fue la primera vez que el pueblo lo aclamó así.
Cuando el coro aumentó el volumen, José María Pérez Gay
le dijo que debía salir a saludar. Y cuando, efectivamente, salió, con una camisa tan blanca como su cabeza, hubo hasta chillidos de adolescentes histéricas, como en los videos de los primeros conciertos de Los Beatles.
“¡Pre-si-dente! ¡Pre-si-dente! ¡Pre-si-dente!” Acababa de estallar el fenómeno de la Pejemanía”.
Y sí, a poco más de año y medio del arranque de la Cuarta Transformación (1 de diciembre de 2018), sigue siendo un honor luchar con Obrador, hoy líder moral de nuestro partido-movimiento (Morena) y presidente de todos los mexicanos.
Fuente: “AMLO: vida privada de un hombre público” de Jaime Avilés.
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Marco I. Dávila C. | maidaca85@gmail.com | Facebook: Ixtli Amoxtli | Instagram: @xmiraza | Twitter: @pormiraza1
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