POR TLACAELEL

Cuevas

A pocas cuadras del zócalo de la Ciudad de México y en la pequeña calle de Academia del centro histórico,  se sitúa el Museo José Luis Cuevas, un buen lugar para disfrutar de varias manifestaciones culturales, pero sobre todo para conocer y analizar la obra de uno de los artistas representativos de la plástica y la escultura mexicana de las últimas décadas; destacan allí varias salas con las obras de hace años y las más recientes del Maestro.
Además de las salas para la muestra pictórica en el museo hay un espacio central donde principalmente los fines de  semana se llevan a cabo varias actividades culturales, como  conciertos de música, presentaciones de danza, teatro entre otros. También en este recinto se imparten cursos y talleres de diversas actividades que desarrollan e incrementan las capacidades artesanales y humanísticas de las familias que acuden a cursarlos.
En el centro del patio se destaca por su sola presencia La Giganta, enorme estatua metálica que representa a una enorme figura humana de pie, cuya vista de frente nos representa a una mujer, pero si la observamos desde atrás pareciera también representa una parte masculina, con lo que el autor muestra la dualidad muy acorde con la antigua sabiduría de la creación del hombre de nuestros antepasados: el Ometeotl.
Narra el autor en una de sus páginas, que la modelo que utilizó para la realización de la obra fue una mujer que no quiso que se supiera su identidad y que sin embargo el día de la inauguración, varias mujeres presentes en la misma le pidieron que él dijera que ellas habían sido la modelo utilizada para hacer la obra; pero curiosamente la persona que había posado para La Giganta salió sigilosamente del museo, sin mostrar demasiado interés por ser reconocida.
Otro detalle curioso de la enorme estatua es que según narra el autor, unos días antes de la inauguración los trabajadores le llamaron para mostrarle que un rostro había aparecido en la rodilla derecha de la obra, lo que se puede constatar en la actualidad; sin embargo el autor niega haberla considerado como parte de la misma.  En broma o en serio, el autor opina que se trata de un “fantasma”.
En alguna de las ocasiones que he visitado el recinto cultural y en mis elucubraciones un tanto absurdas, imagino que un buen día La Giganta como un moderno héroe anónimo comienza a caminar por todo el país, llamando al pueblo de México hacia su liberación, que encabeza un movimiento de mexicanas y mexicanos ávidos de justicia y cansados de ser sojuzgados. Soñar no cuesta nada; lo difícil es despertar a nuestra realidad.