Por Hasardevi
Febrero 2, 2022
Los derechos se toman, no se piden; se arrancan, no se mendigan.
José Martí
Es comprensible el desencanto de muchos respecto a la elección del líder de los agremiados del Sindicato de Pemex, amargo sabor deja el hecho de que la persona más cercana al corrupto Romero Deschamps sea quien haya ganado una contienda en la que participaron alrededor de 15 aspirantes y en la que la Secretaría del Trabajo tuvo una participación de soporte para los trabajadores exhortando a tener confianza en la forma en que se emitirían los votos para evitar la coacción y posibles amenazas para los trabajadores, así como el hecho de abrir las puertas del Palacio Nacional a los candidatos a dirigir el sindicato justo en el lugar en donde se realizan las conferencias matutinas del Presidente de la República y en presencia de medios, cámaras y micrófonos para explayarse con libertad y transparencia.
Es comprensible el mal sabor de boca que queda, pero de ninguna manera se justifica querer cargar con la responsabilidad al presidente López Obrador, afirmando que la elección contó con su «aval» e insinuando que debió tener mayor injerencia en todo el proceso impidiendo o permitiendo tal o cual candidatura. Ni siquiera la propia Secretaría del Trabajo podría inmiscuirse más allá de los límites legales.
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