* Las estadounidenses registran récord de candidaturas
* ¿Venganza, ola rosa, revolución?
Por Leticia Puente Beresford
New York, 19 de abril de 2018.- Por millones, las mujeres estadounidenses mostraron su descontento y se rebelaron en 2017 contra abusos y acoso. Ahora, cientos de ellas se registran para luchar en noviembre por un escaño en la Cámara de Representantes o por una gubernatura.
Los medios de comunicación advierten este significativo suceso y la revista Time, en su edición del 23 de abril, informa que estamos ante un récord, con 309 mujeres aspirantes al Poder Legislativo, contra 298 en 2012.
En un extenso reportaje en Time de enero, titulado “Las vengadoras”, Charlotte Alter describe este importante cambio de las mujeres estadounidenses, quienes ya entendieron que es ahí, en espacios de decisión, en donde hay que estar para reformar y crear las leyes que hacen falta en esta nación y que respondan a las necesidades de la población mayoritaria en el país: las mujeres.
Sea “venganza”, “ola rosa” o “revolución”, la movilización de las estadounidenses en busca de cargos mayores o menores en el país, desde gubernaturas hasta distritos escolares, no tiene precedentes.
Charlotte Alter explica que por lo menos 79 mujeres exploran la posibilidad de contender para gobernadoras este año, el doble de aspirantes que en 1994, de acuerdo con el Center for American Women and Politics at Rutgers University.
Más demócratas
Las que hoy se organizan, operan y buscan recursos para financiarse, reclutan voluntarias y ayuda para cuidar a sus hijas e hijos durante las campañas, son en su mayoría demócratas. Y estas demócratas que buscan un lugar en la Cámara de Representantes son cuatro veces más que las republicanas y el doble de las republicanas que quieren ir al Senado, indica el Center for American Women.
Sin embargo, estos datos sobre las demócratas contrastan con el hecho de que, en la pasada elección presidencial, 62 por ciento de las mujeres blancas sin título universitario le dieron su voto a Donald Trump, una proporción de votos de dos a uno sobre Hillary Clinton. Y 45 por ciento las mujeres blancas con título universitario votó por el republicano.
Es por eso que las elecciones intermedias de noviembre serán cruciales, una prueba para las nuevas candidatas y para los grupos que las apoyan, ya que podrían tener como resultado más votos femeninos para el Partido Demócrata
¿Por qué no?, ¿por qué sí?
Chrissy Houlahan una veterana de la Fuerza Aérea que contenderá para un sitio en el sexto distrito del Congreso de Pennsylvania, donde por lo general no hay presencia de mujeres, dijo a Time: “Siempre pensé que esto era para otra gente, que yo no tenía las cualidades, pero desperté y dije ¿por qué no?”.
Así como fueron millones las que protestaron contra el acoso y abusos el año pasado, ahora miles de mujeres están por ayudar a que las demócratas ganen en noviembre. Y su ambición va más allá, porque plantean que tanto demócratas como republicanas redefinan el rol político de las mujeres en Estados Unidos.
Señala el reportaje de Time que las mujeres están convencidas de que ya no pueden tener empeñadas todas sus esperanzas, es decir las esperanzas de la mitad de la población estadounidense, en iconos como Hillary Clinton o Elizabeth Warren.
Más fuertes tras la derrota
En “Queen Margot”, Alejandro Dumas escribió que nunca las mujeres son más fuertes que después de una derrota. Cuando una Secretaria de Estado perdió con un hombre de negocios, un magnate que fanfarronea acerca del tamaño de su pene en un debate, la política de género se volvió tema de opinión pública, dice Time.
Enojadas, las mujeres han marchado por millones para hacer un torrente de denuncias y revelaciones sobre abusos sexuales en Hollywood, Washington y Silicon Valley. Acudieron organizadas, desde jóvenes hasta de la tercera edad, a una marcha en Washington, donde reunieron su voz y lograron la mayor protesta en la historia de Estados Unidos, al sumar cuatro millones bajo el lema “Me too”.
La opinión pública pensó que, tras esa gigantesca movilización, ellas retornarían a su vida normal, pero no fue así, ya que muchas empezaron a hablar con sus representantes locales. Y se transformaron de activistas en candidatas, con miles de seguidoras.
Más allá de la elección
Este movimiento, señala Charlotte Alter en su reportaje, va más allá del proceso electoral, ya que si más mujeres están en donde se toman las decisiones, las prioridades pueden cambiar en el país. Un estudio de 2016 de Political Science Research and Methods encontró que las mujeres son más propensas a hacer propuestas sobre problemas que afectan a su género y a sus familias.
“Imaginen que el Congreso tuviera 51 por ciento de mujeres”, dijo la senadora demócrata por Nueva York, Kirsten Gillibrand, en octubre pasado durante la Women’s Convention, “¿piensan que estaríamos peleando por tener acceso al control de la natalidad?”.
En el Parlamento de Islandia en 2016, por ejemplo, señala el reportaje de Time, 48 por ciento de sus integrantes eran mujeres y se aprobó una ley que exige a las empresas comprobar que hombres y mujeres reciben el mismo salario.
En Suecia, cuyos ministerios y el Parlamento tienen casi igual número de hombres y mujeres, las parejas tienen, por ley, 16 meses de licencia paterno-maternal, con goce de sueldo, cuando nace su primer hijo. Y en Finlandia, donde hay 42 por ciento de mujeres en el Poder Legislativo, existe un buen subsidio para el cuidado de los niños y para el sistema público de enseñanza.
En Estados Unidos, donde las mujeres tienen 20 por ciento de los escaños, 25 por ciento de las legislaturas locales y sólo 6 de 50 gubernaturas, de acuerdo con datos sobre paridad de género del Foro Económico Mundial, estamos en el lugar 49, por debajo de países como Nicaragua, Cuba y Bielorrusia.
En el Congreso estadounidense hay mucho camino por recorrer, señala el reportaje, porque tanto demócratas como republicanas tienden a proponer temas que los hombres ignoran o pasan por alto.
Hay además, nuevos grupos, como “Indivisible”, “Run for something”, “Women’s march”, “Flipable”, “Sister district” y “Swing left”, con los que se abren más posibilidades para que se amplíe la participación política de las mujeres. Del lado de las republicanas, tienen el Tea Party.
Entre las 309 estadounidenses listas para la contienda electoral de noviembre, están: Haley Stevens, Gina Ortiz Jones, Lina Hidalgo, Kim Shrier, Tanzie Youngblood, Mikie Sherrill, Abigail Spanberger, Chrissy Houlahan, Lauren Baer, Stephanie Smith, Lauren Underwood y Erin Zwiener.
Con ellas, nosotras podemos cambiar el mundo.
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