Por Leticia Puente Beresford
Nueva York, febrero 2018.- Las mujeres somos únicas, decididas, con cualidades extraordinarias, y todo eso lo llevamos a la mesa de negociaciones en nuestros centros de trabajo, afirma Sallie Krawcheck experta en finanzas en su libro “Own it”.
Explica Krawcheck en su texto cómo cada una de nosotras puede tener poder y tomar control no sólo de nuestros propios destinos, sino también, como lo han demostrado, en el trabajo. Y, seamos claras, esto no excluye a los hombres.
Tenemos el poder de enseñar al mundo que es bueno tener más mujeres en la toma de decisiones, junto a los hombres, dice Sallie Krawcheck, y ella sabe bien de lo que habla, ya que llegó a ser una de las más destacadas ejecutivas en Wall Street, un ambiente dominado por los varones.
Aún hoy, sólo el cuatro por ciento de la lista de presidentes ejecutivos de compañías en la Fortune 500 CEOs son mujeres y ganan 19 por ciento menos que los ejecutivos de empresas corporativas. Hay numéricamente más John, Robert, Williams o James y son raras las mujeres que llegan a los puestos de dirección. A ellas, de forma insultante, se les cuestionan cosas como su forma de vestir cuando ocupa un puesto así.
Peor aún: mientras ellos ganan un dólar, ellas ganan 78 centavos por el mismo trabajo. Y, si es una mujer negra, esa cantidad se convierte en 52 o cuando más 64 centavos. Con ese ritmo de inequidad, no se llegará a la paridad salarial sino hasta el año 2133 (Global Gender Gap reporte, World Economic Forum, 2015), refiere la autora.
No invertimos, aunque podemos hacerlo
Krawcheck, quien fue presidenta ejecutiva de Smith Barney, lamenta que después de haber trabajado tanto y tan arduamente, las mujeres no invertimos lo que ganamos en mercados financieros en la misma proporción que los hombres. Y esto trae como consecuencia que nos mantengamos dependientes de ellos.
Esto, dice la experta en finanzas, tiene que cambiar y puede ser pronto, ya que el mundo financiero está cambiando, está dando más poder a las mujeres en los trabajos, como nunca antes.
Además, aunque no hay duda de que las mujeres somos diferentes a los hombres, la investigación de Krawcheck señalan que las características de las mujeres para hacer negocios son mejores y que todo avanza cuando ellas las que están en la mesa de negocios.
Entre estos beneficios señala: las decisiones se hacen efectivas, se incrementa la innovación y hay mejores accionistas, como lo reconoce el mercado. Además, tenemos más habilidad para ver los problemas holísticamente, poseemos más inteligencia emocional y mejor comunicación.
Ahora no sólo contamos con las herramientas para surgir como emprendedoras más fácilmente e iniciar negocios más fácilmente, además tenemos un mayor reconocimiento que hace que el camino en esta carrera lo veamos más alcanzable que nunca.
Podemos repetir una y otra vez, dice la autora, que estamos entrando en una gran era de las mujeres emprendedoras, es decir, de mujeres con más opciones y con más poder que antaño.
En otras palabras, esto quiere decir que si nuestros empleadores no cumplen con nuestras necesidades, ni nos valoran, no nos promueven, y tampoco tienen políticas amigables y familiares en el centro de trabajo, PODEMOS IRNOS, DEJARLOS por otra compañía que tenga mejor condiciones para las mujeres. O bien… podemos empezar nuestra propia compañía y mejorar la cultura laboral.
Las mujeres contamos con un poder económico superior al que reconocemos, más alto de lo que creemos, señala la autora. Y argumenta: las mujeres hoy somos más de la mitad de la fuerza de trabajo; somos 80 por ciento de las consumidoras, de las compradoras; controlamos cinco trillones de bienes de inversión tan sólo en Estados Unidos y, junto con nuestros compañeros o esposos, controlamos otros seis trillones. Además, por el hecho de que vivimos más que ellos, estamos por heredar algo como 29 trillones en las décadas por venir.
“No soy la única en decir que el dinero es poder y nosotras tenemos más de eso que nunca”, señala Krawcheck.
Hoy no sólo podemos decidir no trabajar para una compañía que no favorece a las mujeres, también podemos elegir si dejamos de comprarle o, por el contrario, invertir en ella y motivar a otras mujeres a hacerlo.
También tenemos las herramientas para hacer progresar nuestras carreras, nuestros centros de trabajo y la sociedad entera, asegura Krawcheck.
Advierte que las compañías que continúen haciendo negocios como en los años 80 sufrirán un revés, porque las mujeres se irán hacia otras empresas donde se les valore o iniciarán su propia empresa. Y se pregunta: ¿acaso piensan que pagar menos a una mujer no significa un costo alto para el patrón?
En la actualidad más mujeres treintañeras dejan un trabajo en busca de salarios más altos. De acuerdo con el estudio de ICEDR (Academia Global de Talentos de Recursos Humanos), 65 por ciento de las mujeres se atreven a hacerlo, mientras que son 56 por ciento de los hombres los que van a buscar mejores salarios.
ELLEVATE, por mí y por las demás
El trato que se les da a las mujeres en el trabajo, aclara la autora, no sólo es un asunto moral o social, es también un tema de económico y de negocios. Y esa es la razón por la que creó ELLEVATE, para que las mujeres tomen la decisión y se ayuden ellas y a otras mujeres a salir adelante.
Es importante que piensen en sus carreras, pero también en sus finanzas, es decir sus necesidades, una visión que Wall Street no tiene. Por eso, señala la impulsora de ELLEVATE “mi equipo y yo estamos trabajando en la construcción de negocios en donde las mujeres decidan qué hacer con su dinero, sin forzarlas a invertir como lo hacen los hombres”, porque nosotras no invertimos en la misma forma que ellos.
El libro de Sallie Krawcheck enseña que estar en los negocios del mundo no es una responsabilidad, sino un PODER, que permite decidir a dónde quieres ir en tu carrera y amplía ese poder.
Cree que en una sociedad capitalista, las mujeres no estaremos en equidad con los hombres hasta que no alcancemos esa equidad en el terreno financiero. Para alcanzarla, dice, debemos lograrla en el manejo de nuestro dinero, sin que eso cancele la diversidad, ya que eso hace posible que las mujeres llevemos a la mesa un balance crítico, porque somos diferentes.
Los detalles que las mujeres ven es lo que los negocios necesitan, asegura el texto pero, en contraste, cuando no hay diversidad, todo el mundo piensa hacer las cosas de la misma manera. Nosotras, cuando ya todo está concluido, decimos “¿me permite revisar esos números?”.
Los estudios señalan que las mujeres arriesgan menos, somos más precavidas, porque entendemos más los riesgos. Y esto se refleja, por ejemplo, en que no corremos a gran velocidad en un coche, no tan fácilmente nos pasamos un alto, ni manejamos alcoholizadas.
Por eso recomienda a las mujeres que, sea cual sea su posición en la empresa, es importante que diga “espera un segundo, vamos a repasarlo”, o que proponga hacerlo de nuevo, sin que esto signifique que no sepa el procedimiento o no esté segura de cómo hacerlo, sino simplemente nos aseguramos de que quede lo mejor posible.
Y da otro ejemplo: cuando un hombre y una mujer están viendo el menú en un restaurante, él lo ve, pero la mujer lo analiza. Es que ella, explica la autora, utiliza más partes de su cerebro cuando se trata de elegir, evalúa situaciones complejas, mientras que él puede sentirse frustrado ante la variedad de opciones. Muchos estudios demuestran que el cerebro de las mujeres somos mejores para manejar situaciones complejas y las resuelve holísticamente.
Explica también que las mujeres somos buenas para construir relaciones y conexiones con compañeros de trabajo, clientes o compradores, lo que ayuda a que nuestra carrera tenga mejor reputación.
Cómo ayudan las conexiones
Las mujeres somos más empáticas, hacemos mejores conexiones con otros seres humanos y somos constructoras naturales de relaciones, dice Sallie Krawcheck. Y todo eso importa muchísimo para un negocio de éxito.
Sallie refiere otro estudio, en donde se demuestra que mientras los hombres eligen hacer relaciones con grupos de hombres, las mujeres tendemos a hacer amistades con ambos sexos, más diversas.
Nos favorece también, en la construcción de esas relaciones, la empatía y la compasión, características que han sido desdeñadas por prejuicio en el mundo de las finanzas, pero que son fundamentales, ya que, por ejemplo, una persona rígida o un robot no pueden desempeñar cargos de manager, ni en el trabajo social, enfermería, consejería, consultoría, docencia o psicología. Nuestra capacidad está demostrada en esos terrenos, lo que abre puertas para los negocios en esas áreas si una mujer se involucra.
Pensar a largo plazo
Señala también nuestra autora que una mujer debe aprender a invertir, porque aunque junte dinero para su negocio, no es tan frecuente que tenga una estrategia de éxito, aunque arriesga más. Además, tomamos más descansos, pero trabajamos y vivimos más. Por eso es necesario crear compañías que den como descanso el sábado y que tengan políticas flexibles, ya que cuando una persona toma vacaciones es más productiva y leal.
Nos gusta aprender
Cualidad de gran importancia de las mujeres en el mundo de los negocios es que nos gusta aprender para hacer mejor el trabajo y adquirir más conocimientos. Las cifras lo sostienen: Entre las mujeres ejecutivas, 57 por ciento están graduadas en los college y 62 por ciento en masters.
La movilidad laboral indica que se aprenden nuevas técnicas y nuevos conocimientos y esa es una característica de la nueva generación, ya que una mujer dura un promedio de 4.4 años en un empleo y tiene hasta 15 o 20 trabajos en el curso de sus vidas.
Las mujeres, dice, tenemos la habilidad de renunciar a compañías, empezar compañías, incluso inventar nuevas compañías. Podemos hacer casi todo, tanto como estamos comprometidas a aprender. Incluso muchas mujeres buscan su graduación y por eso toman clases en la noche o los fines de semana, en búsqueda de nuevos conocimientos. Y en eso apoya de manera importante el internet.
La misión de ELLEVATE
Nos importa por qué, dice Sallie Krawcheck, el dinero es importante y el significado y el propósito no son exclusivos. Por tanto, dice, mi misión es hacer que las mujeres logren sus metas profesionales en el mundo de las finanzas. “Estoy convencida de que el servicio financiero requiere de una revolución al servicio de las mujeres”. Esa es su misión y propósito.
Sallie Krawcheck encontró que en su compañía ELLEVATE, el 57 por ciento de las mujeres tiene una “misión profesional” y el 16 por ciento está trabajando en ello. Creemos en lo que nuestra compañía hace –asegura- y estamos profundamente comprometidas con ella. Tenemos una mejor moral, esto quiere decir estaremos más motivadas a trabajar duro y así dar mejores resultados.
Dice que recientemente encontró compañías que están dando un día al mes para que sus empleados hagan trabajo voluntario en la causa que prefieran. Eso es bueno, afirma, porque una mujer bien remunerada y con un buen trato aporta mucho al centro de trabajo, porque se compromete al saber que su trabajo es valorado y que hace la diferencia. A ellas, afirma Sallie Krawcheck, nadie las puede parar.
La también poseedora de un Master in Business Administration (MBA) de la Universidad de Columbia, insiste durante todo su libro en el poder que tenemos las mujeres, en especial que podemos hacer dinero y e impactar invirtiendo nuestro dinero en compañías con misión y con los valores en que creemos, como son las compañías donde impera la diversidad.
En suma, dice la autora, las mujeres tenemos poder financiero, habilidades de gran valor en el mundo financiero, más opciones en nuestra carrera, más información y todo esto junto hace que podamos tener un gran impacto. Pero para esto se requiere acción, que nos decidamos a invertir. “Tenemos poder, hagámoslo posible”, propone Sallie Krawcheck.
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