Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo)
21 de enero de 2018-. Sí, Gabriela Cuevas fue la que pagó la fianza cuando el desafuero: una anti-lopezobradorista intolerante. Criticaba al peje cuando tenía una cámara de televisión o un micrófono enfrente, se burlaba de él. Hacía comerciales donde mencionaba que AMLO era un loco, un enfermo de poder, un mentiroso. Sí, Gabriela Cuevas, la panista, la fresa, la insoportable.
Hoy, Gabriela Cuevas anunció su renuncia al PAN, y dijo que apoyará a Andrés Manuel López Obrador en esta elección presidencial.
Muchas críticas. ¡Y cómo no! Es entendible: “oigan, ¿estamos ‘aceptando’ a esa panista que significó, junto con Federico Döring, el ala más burda, absurda y falaz del anti-lopezobradorismo panista? Es entendible que la gente diga no. Es entendible que la gente se destanteé. Que la gente se queje. Y que la gente vea a Gabriela Cuevas como una oportunista.
Sí, es entendible, brutalmente entendible.
Sin embargo…
¿Qué significa la salida de Gabriela Cuevas del PAN y su apoyo a López Obrador? Veamos:
Es simbólica. Una de las mujeres más antipeje en la ciudad de México hoy renuncia al PAN y dice: “apoyo a AMLO”. Esto significa el reconocimiento de la pronta victoria de López Obrador. Que ¡Gabriela Cuevas! se vaya del PAN y muestre su apoyo al “movimiento del licenciado López Obrador”, debe interpretarse como que Morena va muy pero muy arriba y que hasta los más burdos críticos del tabasqueño se dan cuenta que es inminente su triunfo.
Es un duro golpe a Anaya y al PAN. No hay que engañarnos, el PRI es un cadáver políticoen el país, y su candidato, un bodoque que no va a subir en ninguna encuesta. Así pues, los que se sienten dueños de este país apostarán al PAN y a sus aliados (el PRD y MC). La renuncia de Gabriela Cuevas, una ex diputada del PAN, una ex jefa delegacional del PAN, una senadora del PAN, es un gancho al hígado de Ricardo Anaya y muestra su debilidad inmensa. Es decir, la apuesta más fuerte para “impedir” que gane AMLO la presidencia, recibe hoy un golpe durísimo y evidencia que la estrategia de Anaya, más que unir a los panistas a su alrededor, ha provocado escisiones que son muy dolorosas y que lo tienen en un estado de shock. Así pues, el contendiente de AMLO “más fuerte”, está ahora en la lona.
Es un mensaje de reconciliación y regeneración nacional. Para cambiar a este país, primero que nada se precisa plantear una reconciliación nacional. Una reconciliación que no sea olvido, es decir, que no signifique impunidad. Que Gabriela Cuevas renuncie al PAN y apoye a AMLO, es un mensaje no para que todas las ratas salten y se integren a Morena, sino que significa una forma de construir una comunidad desde la concordia.
No es que las cuitas de este país y su gente siempre humillada se quiten y se borren. Lo que se debe buscar es que, ante el probable triunfo de Andrés Manuel, se limen asperezas lo más posible y se construya una nación distinta, donde haya justicia, donde se aspire a la equidad, y donde los lastres como la pobreza, la corrupción y la impunidad, se vayan desterrando. Limar asperezas no debe significa nunca impunidad. Ni olvido.
Sí, Gabriela Cuevas fue la del desafuero. Es una panista, aunque renuncie al PAN. Durante muchos años fue la antipeje más insoportable de la ciudad de México. Pero que ella apoye a AMLO no significa ni cambio de ideología ni de estatutos ni de aspiraciones en Morena. Y mucho menos debe significar división.
Los barcos del PRI y del PAN se están hundiendo, y entre más hundidos estén, el fraude que quieren perpetrar para impedir el triunfo de AMLO se les complicará tanto que no podrán hacerlo.
Por eso, que Cuevas apoye a AMLO, más que una muestra del “pragmatismo lopezobradorista”, es un mensaje muy claro. Y también es un golpe durísimo a todos los que desean impedir, por las buenas y por las malas, el triunfo de Andrés Manuel.
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