Soy un grito de rabia, avecinado,
llena de espuma la boca,
canto de pecho y sangre,
que levanta toda la madrugada
con la voz del pueblo precisa.
Cambio mares y ríos
por mil campanarios sonando,
cuando desde la mirada vibra
el hombre emancipado
y gritando su poderío.
Poesía y rabia estallan
como un corazón de batalla,
porque la consigna es: ¡ahora!,
y aquí no se rinde ni el alba,
ni el alma que la levanta.
Salvador Pliego
Comment here
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.