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De cuando en #MORENA nos nace el sentimiento del “ya me toca”

He leído que hay quien considera que el mejor momento de morena era cuando no había ni cargos ni dinero, pero si mucho corazón. Creo que ese no es argumento pues como decía Jaime Avilés, que de like’s no se come, lo mismo pasa con esos inicios: de buenas intenciones no se ganan las elecciones.

En otro escrito detallaba que el movimiento no surgió hace 3 años, ni el crecimiento del partido se entiende como un “chispazo” efervescente de unos cuantos meses, todos son procesos sociales donde se mezclan los intereses de todas las personas bajo un fin común. Probablemente la primera etapa era una ilusión, una etapa como “enamoramiento”, pero que hay que llegar a los sinsabores de un “matrimonio” para valorar la permanencia o no a través de conocer los verdaderos sentimientos e intereses del otro, en ese pequeño espacio de poder.

En esa burda comparación, que intenta exponer que en la primera etapa de MORENA existía un sentimiento de pertenencia mientras no existía más responsabilidad que la que cada persona en su interior estaba dispuesta a dar, resulta pertinente exponer que ahora es distinto, tenemos obligaciones no solo con nuestros pares a través de las reglas que nos hemos planteado con los valores y principios que se aprobaron en una Asamblea General, sino además somos objeto de observancia de aquellas instituciones que alguna vez mandamos al diablo, pero que después de un debate político y social, se determinó que era necesario optar por la vía institucional para poder transformar nuestra realidad.

Regresando a esa burda comparación, cuando uno convive con la otra persona los mini espacios de poder se ponen en entredicho, se enfrentan, combaten o se imponen y se contrastan con la libertad de uno u otro y el nosotros. Es en ese momento, en que las valoraciones personales se ponen en entredicho, nuestros valores y principios realmente se enfrentan a la voracidad de nuestras prioridades.

Cada etapa de madurez institucional del partido – movimiento, contrasta con las valoraciones personales, es ahí donde sale a la luz la verdadera calidad ética y moral de todas las personas integrantes, pues al existir un tope, un límite impuesto, enfrentamos nuestras prioridades personales en los espacios de poder con las prioridades de los otros y del nosotros.

No explico nada nuevo, es decir, mucho se ha escrito de los procesos donde hay un contraste de ideas y acciones donde se ponen a debate nuestros principios y valores, y los que tienen las organizaciones. Lo plasmo porque considero que es necesaria una madurez del nosotros, y desprendernos de nuestras prioridades personales para impulsar los objetivos que nos dieron origen: la transformación de la vida pública del país.

En fin, este antecedente busca ejemplificar que el “ya me toca” no es un hecho aislado de los partidos ni de la política, y es resultado de expresiones que deben ser escuchadas y encausadas, pues es responsabilidad del “nosotros” darle espacio a todas las opiniones y decisiones, así no sean de nuestro agrado.

Tampoco es que tengamos mejores o peores etapas, simplemente son procesos naturales que se dan en las organizaciones y depende de la fortaleza ética mantener los principios estables sobre las valoraciones personales, es aquí, pues, donde se conoce a las personas y sus verdaderos deseos, aquellos que no son detectables cuando no hay nada que nos limite o nos exponga al escrutinio público y el privado.

@druidajvc

 

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