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Una visión desde abajo.

Para los trabajadores y periodistas de La Jornada
Al igual que en La Jornada, nuestro entorno laboral era envidiable para otras líneas aéreas. Fui sobrecargo de Mexicana de Aviación.
Debo admitirlo, los sobrecargos teníamos buenos contratos y prestaciones, (si los comparamos, claro, con un contrato de un profesionista promedio en este país, cuando a contrato llegan) pero NO los mismos salarios que los pilotos. Cuando Gastón Azcárraga nos pidió ya no solicitar aumentos salariales porque la aviación enfrentaba fuertes competencias, los pilotos sin problema firmaron un contrato de productividad y se comprometían a no solicitar aumento salarial. Pero a los sobrecargos no nos era posible aceptar tal circunstancia ya que nuestro salario no representaba ni el 20% del salario de los pilotos. Cosa que nos valió asperezas y malos momentos entre ambos gremios. Nos tacharon de “huevones” y malos compañeros. Después, alegando mala administración, Mexicana fue lanzada a concurso mercantil. Lo demás es historia.
Y la verdadera razón por la que desaparecieron a Mexicana de Aviación fue para deshacerse de los contratos colectivos de trabajo de pilotos y sobrecargos. Y créanme, no se tentarán el corazón para desaparecer el único periódico que al sistema incomoda.
Leí con interés el artículo de Blanche Petrich, y de otros periodistas que acusan a los huelguistas de ser malos compañeros y poner en peligro la sobrevivencia de este periódico.
No sé si el salario de Blanche Petrich y los otros periodistas les permite sobrevivir dos o tres años, o hasta diez años más sin solicitar algún aumento o prestaciones extraordinarias.
No sé tampoco si hay similitud entre los casos de La Jornada y Mexicana de Aviación. Solo intento llamar a la reflexión a ambas partes.
Si La Jornada desaparece, ustedes perderán su fuente de empleo, y nosotros el único medio confiable que aún tenemos para informarnos.
Es el sistema neoliberal el que nos ha estado apretando el cuello a todos los trabajadores, a los de arriba y a los de abajo, pero somos los de abajo los que primero nos ahogamos. No permitamos que nos confronten. Reflexionemos compañeros.
Patricia Llaguno. Ex-sobrecargo Mexicana de Aviación.

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