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Carta a Dios: No todos lloran al Papa

Por: Enrique Cisneros Luján

Poesía Popular

Dios

hace mucho que no te hablo

Dios

hace mucho que no rezo

mas no te des por engañado

ya que de niño

aunque engañado

te dediqué demasiado de mi tiempo.

Mas ayer cuando vi a mi pueblo

ante tu altar

de rodillas

suplicante

ayer que lo vi

con las piernas lastimadas

para llegar a tí

cumpliéndote una manda.

Ayer que lo vi

pobre y macilento

sin haber comido

pero ante tus pies postrado

ayer me decidí

a escribirte ésta carta.

Te la pongo en papel

para que no la eches al olvido

como haces con las súplicas del pueblo.

Supongo que debes de tener mucho trabajo

pues muchos son los que gimen y se quejan

pero por favor

no la amueles

y dinos que no es cierto.

Señor

¿De qué lado estás?

¿Con los ricos o con nosotros?

Si de verdad estás con nosotros

aclara que no recibes nada de las limosnas de la iglesia.

Denuncia que se usan

para que los curas

aumenten sus barrigas

y para que sigan viviendo en la opulencia,

para que sigan adornando sus casas:

las iglesias.

Aclara que muchos de los que se dicen

representantes tuyos en la tierra

son seres humanos que comercian

y aprovechan tu nombre

para vender bonos de salvación

Bonos Guadalupanos

que tu no has autorizado.

Aclara tu posición.

Explica que no es cierto

que tú eliges a los papas

que no estás de acuerdo

en que vivan como reyes

a costa del sudor de los humanos.

Dinos que son farsantes

y que aquel que en ellos crea

por ti será condenado.

Has un llamado mundial

a subvertir el orden

incitamos a los pobres

a luchar por lo que es nuestro,

desmiente con hecho lo que dicen

de que eres socio del Banco de Comercio.

Usa tu poder

para difundir las ideas de los explotados

esas que están siendo crucificadas por lo ricos.

Manifiéstate pues

del lado de nosotros.

Aclara que el infiero está en la tierra

que el olor del azufre son sandeces

junto al olor de las casas

donde se hace vivir a los jornaleros.

Aclara que los perros de los ricos

son perros

y que es injusto que uno de ellos

coma más que toda una familia de los humildes.

Que esa injusticia existe no porque tú quieres

sino porque hay aquí un infierno

creado por la explotación

del hombre por el hombre.

Dinos que no es cierto que haya que sufrir aquí

para ganar el cielo

que al contrario

que con lucha

con trabajo y con justicia

tenemos que convertir la tierra en paraíso.

¡Si en paraíso!

En una parte del cielo.

Cuando hagas esto

volveré a creer en ti

porque ahora

discúlpame

pero ya no te creo.

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