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La construcción de MORENA y el avance del movimiento social

¿Qué somos en MORENA? Sólo un partido que se alejó del movimiento, o un movimiento que madura entre la adversidad fruto de la descomposición de las instituciones. MORENA no es un partido que surgió a partir de obtener un registro ante el IFE, es mucho más y es parte de lo que comparto en las presentes líneas.

Decir que el movimiento Obradorista surgió luego del fraude o antes de éste es impreciso. La herencia de otros movimientos nos permea de manera constante en los primeros activistas del movimiento que venían de una historia de lucha, con antecedentes desde el 68 hasta el 94, con esa variedad se nutrió la frescura que inundó las calles en 2006.

Otros jóvenes que vivimos la huelga del 99, atacado ferozmente por los medios y que se volvió un referente de lo que “un buen estudiante no debe hacer”. De entre esas patrañas surgió una juventud distinta, que 6 años después salió nuevamente a las calles.

Y podría seguir de entre la fertilidad de todas las causas justas que se involucraron en la movilización más grande de la primera década del año 2000. Somos pues el resultado de una amalgama de movimientos, una mezcla de pasado, presente y futuro, un destello enorme de la fabricación junto a un enorme objetivo: transformar la vida pública del país.

La gran disyuntiva, la conformación de un partido, a partir de nuevas experiencias que se mezclaron con las viejas prácticas, negarlo no es posible, pero es síntoma que la vida pública no se regenera en una década. Avanzamos ambos de la mano, un movimiento social que madura y una práctica política muy pragmática de alianzas y acuerdos en bien, así se dice, de un interés superior, que para algunos, no es suficiente para logran una real transformación.

No es interés de este texto justificar las situaciones a que nos enfrentamos distrito por distrito, es objetivo señalar que avanzamos construyendo con lo que tenemos y en algunos casos, aun cuando el avance podría ser mayor, nos topamos con la vieja escuela que no quiere morir y no morirá en mucho tiempo pues requiere un esfuerzo superior de reorganizar la comunidad y reconstruir la forma en que nos ponemos de acuerdo.

En las primeras líneas argumentábamos que somos el resultado de una amalgama del pasado y el presente, pero que sin duda cuenta con un sello particular que es reflejo de lo que pasa en las calles y es resultado de una esperanza colectiva. Quienes avanzamos a través de él y que nos hemos sostenido, hemos visto pasar la historia frente a nosotros, construyendo un destino distinto con sus limitantes, con más de 10 años de esfuerzos que sí bien podrían ser más los logros, no podemos negar un avance en ese gran objetivo. Sostener reiteradamente, que el simple hecho de un cargo público es suficiente, es negar la consistencia social detrás de todo esto, porque esa consistencia medida en personas están dispuestas a mantener y reiterar que seis años no son suficientes para recuperar la vida pública.

En conclusión, esto no se acaba con las elecciones, ni siquiera acaba con un sexenio, es una lucha de largo alcance, como lo sabían aquellos que nos compartieron sus experiencias del 68, del 71, de la huelga de la UNAM, es un compromiso diario que nos mantiene con un objetivo en la mente: el derecho a la felicidad.

Aunque no suficiente, es un gran paso, es mejor seguir construyendo bajo el cobijo de un gobierno honesto que mantenernos bajo una guerra sin cuartel. Es así que el movimiento social tendrá que reiterar el aliento de largo alcance y que el instrumento para ello sea el partido MORENA, no el único, pero sí uno de los más importantes y reivindicar la historia de los partidos para promover el mejor destino de nuestro pueblo.

Que gran responsabilidad hay en nuestras manos, pero es síntoma de enorme satisfacción de mantener encendida la llama de la esperanza, porque la única esperanza es la acción.

#AMLOPresidente

@druidajvc

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