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Si para 2030 no hay equidad, retumbarán nuestras voces

Por Leticia Puente Beresford

Nueva York, marzo 2018.- Con todo… Las mujeres van con todo. Se les ve. Ya no son las mismas. Tienen hambre de justicia, ya no tienen miedo para denunciar lo que las hace sufrir. Ahora están unidas, solidarias, dispuestas a quitar de su paso todo aquello que les impide vivir en un mundo de equidad de género. Sin embargo, aunque hay avances, falta mucho por hacer.

En el mes de marzo, en este país y en el mundo, se conmemora la lucha de las mujeres en favor de sus derechos. El Día de la Mujer fue creado en 1910 por la Internacional Socialista, como homenaje al movimiento de mujeres y en apoyo al sufragio femenino universal. La  trágica muerte de más de cien obreras en el incendio de una fábrica en Nueva York, un mes de marzo, sumó a la lucha los derechos laborales. Desde entonces, se difundió por el mundo la necesidad de que haya equidad de género, porque es una lucha que no acaba y que, a veces, parece que pierde terreno.

Por eso, este 2018, en Estados Unidos, “El Mes Histórico de la Mujer”, como le llamamos, tiene el lema: “Nevertheless, she persisted”, para recordar que apenas el año pasado la senadora demócrata por Massachusetts, Elizabeth Warren, fue callada por el líder republicano Mitch McConnel, cuando ella argumentaba en contra la designación de Jeff Sessions como fiscal general del país. Le aplicaron la “regla 19”, que le prohibió oficialmente hablar en la Cámara sobre la designación del fiscal de Donald Trump. En respuesta, las feministas adoptaron la frase “Nunca más silenciadas”.

Desde 1987, el Congreso de Estados Unidos designó marzo como el mes nacional de la historia de las mujeres y desde entonces se abrieron espacios en las escuelas, en los centros de trabajo, en las comunidades para reconocer los avances de la población femenina. Cada año, el galardón “No obstante, persistiré”, honra a 15 mujeres y niñas que, con el poder de su voz, han hecho una lucha constante por nuestros derechos, bajo la idea de que el cambio es posible en nuestra democracia.

“No obstante, persistiré”, premia así a las mujeres que luchan no sólo contra el sexismo, sino también en contra de las múltiples formas de discriminación basada en la condición étnica, en la clase social, en la discapacidad, en la orientación y ahora, particularmente, en contra de la legislación que atenta contra los derechos reproductivos y que desmantela hoy programas y acciones.

Las persistentes

Este marzo, se homenajea a Susan Burton, por su arduo trabajo en favor de las mujeres recién salidas de la prisión; a Margaret Dunkle, por su trabajo sobre derechos humanos y la educación. También a Gerardine Ferraro (1935-2011) primera mujer candidata a la vicepresidencia, que luchó como congresista por un pago igualitario, entre otros temas en favor de las mujeres; y a Jill Moss Greenberg, luchadora en favor de las mujeres de grupos minoritarios.

También a Roma Guy, defensora de los derechos de las mujeres, de las y los inmigrantes y de los grupos homosexuales y lésbicos; a Cristina Jiménez, dreamer, lideresa del movimiento de jóvenes DACA; aA Saru Jayaraman, mujer visionaria, una de las primeras que respondió el 11-S para apoyar a las trabajadoras de los restaurantes y cofundandora de Restaurant Opportunities Centers United.

Se reconoce también a Marty Langelan, activista en contra de la violencia sexual; a Pat Maginnis, primera activista en favor del derecho a decidir; Arlene B. Mayerson, quien lleva más de 35 años trabajando para la gente que vive con alguna discapacidad; a Pauli Murray (1910-1985) defensora de los derechos humanos; a Elizabeth Peratrovich (1911-1958), activista contra la discriminación en Alaska.

De igual manera, a Loretta J. Ross, quien ha dedicado toda su carrera al feminismo y al trabajo con las mujeres afrodescendientes; a  Angelia Salas, lideresa del Movimiento Nacional Migratorio y por la reforma migratoria, y a Linda Spoonster Schwartz, por su trabajo con las mujeres veteranas.

En suma, se reconoce, con acciones en todo el país, a las mujeres defensoras de derechos humanos, a buscadoras de justicia y equidad.

En el ámbito mundial, la Organización de las Naciones Unidas conmemora el Día Internacional de las Mujeres, bajo el lema “Ahora es el momento: las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres”, para reconocer las voces femeninas que valerosamente buscan la justicia con el movimiento #MeToo, extendido ya en 85 países, nos informa ONU-Mujeres.

No callaremos

El organismo reconoce, no obstante, que para enfrentar los desafíos de la agenda 2030 para el empoderamiento de las mujeres, que se discute este mes en las Naciones Unidas, las exigencias son aún muchas y que, por eso, las voces de las mujeres no han dejado de retumbar.

Baste algunos dato: en su reciente análisis “Cambiando promesas en acción: la igualdad de género en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, ONU-Mujeres recuerda que en 89 países, 330 millones de mujeres y niñas viven en pobreza; es decir, que hay 104 mujeres viviendo con menos de 1 dólar y 90 centavos al día, por cada 100 hombres en la misma situación. La brecha de género se hace más profunda en los años en que la mujer está en edad reproductiva.

Más aún, una de cada cinco mujeres menores de 50 años de edad vivió violencia física o sexual por parte de su pareja en los últimos 12 meses.

Revela también el informe que más del 50 por ciento de las mujeres y niñas que viven en zonas urbanas en países en desarrollo no tiene acceso al agua potable, ni a instalaciones sanitarias mejoradas, a una vivienda durable, no precaria, ni a espacio suficiente para vivir.

Incluso la pérdida de 3.3 millones de hectáreas de bosques en el mundo, entre 2010 y 2015, afectó particularmente a las mujeres de medios rurales, ya que ellas dependen de esos recursos de uso común.

Por todo eso, ONU-Mujeres reconoce que si la promesa de un mundo sustentable y con equidad no llega para 2030, las voces de las mujeres seguirán retumbando para exigir justicia.

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